“El discurso cultiva, fabrica y evoca” a la vez que se manipula como sucede con la administración del vocablo ‘amor’, como una palabra que suele ser abaratada arbitrariamente en momentos que se piensan burdamente en partes indicadas del discurso o es dicho simplemente como “accidente”.
Las ausencias no son simples, menos cuando una pasa por procesos que la ahogan y el estado de ánimo decae. Situaciones violentadas, que no cumplen los acuerdos de negociación. En fin, una aprende a subir la barbilla y caminar por encima de todo –con tiempo, claro-.
He visto algunas cosas por la calle, lo malo es que no sé que es novedad para mi, o que es algo intrascendente. En ocasiones no quiero jugar y sólo prefiero mantenerme al margen, desde el interés ¿quién no es interesado?. La vida, con todo y todo, no ha sido tan iluminadora como quisiera una, pero es parte de la autoprotección ¿justificación? No, para nada.
No suelo hacerlo, sólo explico que originalmente no quería jugar en el juego. Ahora estoy dentro, y cada vez más profundo, no sé a donde me lleve esto y si llegará a repercutir en algún sentido negativo. Por otra parte sigo con mi vida cotidiana, interrumpida interminables veces por divagar en el juego, pero intento seguir.
La violencia no se apega a mis caprichos, aunque algunos hombres me los marquen como si fuera “hardcore” (what does it mean?). Un beso no me hace así, una caricia tampoco, un “me gustas” tan poco. ¿marcas? ¿golpes? ¿saliva? ¿sangre? y sólo quiero enumerar unas cuantas cosas que todo el mundo tenemos. Marcas, todo el mundo tenemos marcas. Marcas que nos han golpeado. Golpes que nos hacen salivar. Saliva que se corre y se mezcla con la sangre. Todos estamos llenos de esto, son fenómenos humanos naturales.
Ahora no me vengas con que yo te hice todo eso… -te fuiste limpio y regresas con eso… ¿cuándo me paraste? ¿cuándo dijiste: NO? ¿cuándo detuviste mis dientes? ¿y mis uñas? ¿y lo demás?
Sólo eres un insensible como todos, un bastardo apilado en la misma fila que los demás, un simple ser ordinario que no llegará a nada, eres lo mismo que has sido siempre y que nunca quise ver, eres aquello que repudié y que pensé, en mi decimonónico pensamiento de mi medio minuto en mi vida, que serías diferente y que pudieras ser… eso.
Ojalá y nunca hubieras salido de la misma matriz que yo, con la misma sangre, la misma saliva y las mismas manos firmes que me hicieron repudiarte y a la vez amarte.
Nota. Si lees esto jamás sabrás ni podrás odiarme, pues ya lo haces, y lo haces tan bien, al igual que yo. Y otra vez te ignoraré como siempre lo hemos hecho.
*qué horror!
